Procesos energéticos en la práctica: la transmutación y sublimación

1.- Los procesos energéticos: la transmutación y sublimación

Tanto con nuestra práctica enfocada de Hatha Yoga, como a través de la experiencia de la Sexualidad Sagrada en pareja (y a través de técnicas de continencia tántricas), nos capacita para disfrutar de intensos procesos energéticos: la transmutación y la sublimación de la energía a niveles superiores de Conciencia.

La Transmutación de nuestra energía física en energía sutil.

La Sublimación de estas energías sutiles a nuestros Chakras superiores.

La transmutación a nivel químico representa la transformación de un elemento químico en otro, acompañado de una gran liberación de energía (por ejemplo, la fusión nuclear). La transmutación se produce por la reacción nuclear que es posible a nivel biológico y a bajas temperaturas.

1.1- La transmutación biológica de la energía

La transmutación biológica consiste en la transformación en energía que se puede sublimar; este proceso también tiene que ver con el despertar de Kundalini.

Esta transmutación es posible durante el acto sagrado de hacer el amor en pareja, gracias a la continencia: mantenemos la energía efervescente mediante el control físico, lo que nos permite vivir la experiencia de sublimar esa intensa energía.

Esta energía creada y compartida en el acto más sagrado y puro de Amor, se puede transformar en una energía superior capaz de abrir nuestros Chakras superiores. Esta energía sublimada tiene la capacidad de transformarnos, y representa un proceso de liberación espiritual.

1.2- La sublimación de la energía

En nuestra práctica continua de Yoga o cuando la pareja alcanza un sentimiento de Amor puro, se produce un estado propicio para que la energía transmutada se puede sublimar de forma ascendente. Así podemos dirigirla hacía nuestros Chakras superiores, obteniendo resultados objetivos a nivel psíquico, mental y espiritual.

La sublimación es un proceso que genera felicidad y armonía, despertando habilidades adormecidas. Además, produce un estado de integración con nuestra Conciencia Superior y el Macrocosmos.

1.3- La experiencia del estado de transmutación

Nuestro cuerpo continuamente está realizando un proceso de transmutación energético a nivel atómico. Cuando somos capaces de enfocarnos correctamente, podemos empezar a controlar y dirigir la energía generada en nuestra práctica de Yoga o en nuestras relaciones en pareja.

Hoy en día, sabemos con precisión que cada átomo de nuestro cuerpo contiene un equivalente en energía a 200.000.000 Electron Voltios.

Experimentando nuestra vida yóguica plenamente, un pensamiento bien enfocado permite despertar el proceso de transmutación y dirigir esta energía una vez sublimada. Nuestro pensamiento enfocado es una de las fuerzas más poderosas del Universo.

La energía liberada que conseguimos sublimar, amplificará extremadamente nuestros sentimientos. Como consecuencia, y nuestros límites y condiciones personales irán cediendo a una realidad amplificada.

2.- La sublimación de las formas de energía más sutiles

La sublimación es el movimiento ascendente e interno de la energía liberada en el proceso de la transmutación. La energía que conseguimos canalizar en movimiento ascendente va pasando Chakra por Chakra, provocando efectos específicos en cada uno estos niveles.

La energía transmutada en nueva energía amplificada y sutil, se libera con la cualidad de poder dirigirla a nuestros Chakras. Por lo tanto, esta energía puede purificarlos y equilibrarlos, y transformar nuestra experiencia humana limitada en una experiencia amplificada de la realidad.

3. La analogía entre la transmutación y la sublimación

Podemos entender el proceso de transmutación y sublimación, y cómo ambos son análogos con este ejemplo.

Un proceso común en nuestras vidas es la energía que disfrutamos y proviene de la red hidroeléctrica: el agua, que se precipita en la presa (transmutación), crea energía cinética y mueve la turbina. Como consecuencia, genera nueva energía eléctrica, (sublimación). Esta energía es la que utilizamos y disfrutamos diariamente y de la que no deberíamos prescindir.

Como conclusión, podemos afirmar que es fundamental propiciar ese estado de efervescencia yóguica, en la que la experiencia continua derivada de nuestra práctica personal y de nuestra vida íntima, se convierten en una fuente para conseguir la comunión con nuestra Conciencia Superior (Shiva).